Idiotizar a las personas es el
paso previo a la sumisión de las mismas. Formando individuos en la
superficialidad y el simplismo se llega con mucha más facilidad a conquistar su
servilismo y dependencia. El objetivo es conseguir que dejen de ser individuos
para pasar a ser “gente”.
Y conseguida esa finalidad la
manipulación del grupo de individuos/gente es “coser y cantar”.
Ejemplo de este servilismo es la
“relación” maltratador/maltratada. Conseguido que el armazón del vínculo entre
él y ella se base en la perversidad del rebajamiento personal de la vejada, el
camino para el maltratador está despejado. Todo vale.
A nivel global vivimos una época
de maltrato generalizado. Un atontamiento tan extendido que el sufrido abducido
vive una realidad de existencia “feliz” basada en una no pensar que es pura
invención de los profesionales de minimizar la libertad de entendimiento.
Alguna vez he traído al otro blog que manejo (imposibleyreal.blogspot.com) mi estrecha amistad con Arsenio Fernández de Mesa. Lejanos están ya los años de
Ferrol en donde se inició la simpatía que dio paso al aprecio de los años
siguientes para terminar por construir la amistad que en la actualidad nos une.
Arsenio, Cuco para los amigos,
tuvo una muy brillante carrera política. Resumiendo: fue diputado electo en el
Congreso por La Coruña en las IV, V, VI, VII, VIII, IX y X legislaturas de las
Cortes Generales. Tras estos largos años de actividad parlamentaria, Cuco fue
nombrado Director General de la Guardia Civil, cargo que ejerció desde el 3 de
enero del 2012 hasta el 18 de noviembre del 2016.
A pesar de la enorme carga de
trabajo que su destino de Director de la Guardia Civil tenía, ambos mantuvimos
durante aquella época la misma unión de siempre; y en este caso, justo es decirlo,
el mérito de esa conservación del afecto fue en exclusiva de él que era el que
tenía que abrir huecos para vernos. Y siempre lo conseguía.
Y raro era el mes en que no
encontrábamos un rato, un espacio para una comida, un café o una cena. Y allí
nos poníamos al día de lo que realmente llenaba, y llena, nuestras vidas: sus
tres hijos y mis tres hijas. Así fue y así continúa.
Políticamente aquellos años entre
el 2012 y 2016 fueron el núcleo del estruendo de las anomalías ocurridas en
varios partidos políticos. La corrupción del PSOE, CIU, UM y COALIÓN CANARIA
era la actualidad de cada día. Y el PP estaba especialmente en el centro del
huracán. La Guardia Civil, a través principalmente de la UCO (Unidad Central
Operativa), estaba encargada -y está en la actualidad si los nuevos tiempos no
lo impiden- de la averiguación de los delitos y el descubrimiento de los
delincuentes. Así que durante aquella época creo recordar que hubo hasta 24
detenidos y 1.900 imputaciones. Los nombres de los investigados son muchos;
unos acabaron absueltos y otros acusados, detenidos y algunos permanecen en la
actualidad en prisión. La Guardia Civil fue la encargada de realizar aquellas
pesquisas y trabajar para cada juez que instruía las distintas causas. Sin
vacilación aquellos agentes de la Guardia Civil prepararon los informes,
hicieron las indagaciones y pusieron a disposición de los jueces instructores
los datos que éstos requerían.
Del funcionamiento interno de la
Guardia Civil poco hablamos. Únicamente conservo el recuerdo de una pregunta
indiscreta por mi parte unos años más tarde y una vez él ya no era Director
General; y fue la referente a la articulación de ascensos y/o nombramientos de
altos cargos de la Guardia Civil. En aquella ocasión Cuco me comentó que
durante su mandato mantuvo la estructura heredada de su anterior Director
General, el socialista Francisco Javier Velázquez; como no podía ser de otra
forma se respetó el riguroso escalafón. Incluso al Director Adjunto Operativo,
al General Cardiel, nombrado un año
antes y por aquel enero del 2012 próximo a cumplir los 65 años, se le cambió su
Estatuto para poderlo mantener durante la Legislatura completa. Cesó a los 68
años.
Hoy recuerdo aquella época y las
múltiples comidas con Arsenio. Y dos detalles, dos vivencias, me vienen a la
memoria por estar de rabiosa actualidad:
La primera es la sensación de
desconsuelo y amargura que sentía al término de nuestros encuentros; múltiples
cargos del PP eran investigados, detenidos y apresados; cargos compañeros y,
supongo en algunos casos amigos, de Arsenio. Imaginaba, e imagino hoy todavía,
la pesadumbre, disgusto e incluso el calvario que Cuco debió de pasar. Es
evidente que el por aquel tiempo Director de la Guardia Civil manejaba
información clasificada de secreta y era especialmente sensible para los
miembros del Gobierno del PP. La posición del más alto cargo de la Guardia
Civil, ya de por sí muy complicada, podía tensarse más si hubieran existido
presiones de la cúpula del Partido Popular protagonista un día sí y otro
también de las portadas de los periódicos. Con irónica nostalgia recuerdo ahora
el elogio y jolgorio con que era recibida cada detención por los partidos que
hoy están en el poder (PSOE/UNIDAS PODEMOS) omitiendo, eso sí, que tales
arrestos y toda la instrucción lo realizaban miembros de la Guardia Civil y que
al frente de ese cuerpo estaba un Director que jamás filtró un dato ni presionó
a los militares encargados de la labor de seguimiento y averiguación de los
hechos, como queda patente con la sorpresa con la que se afrontaban las
detenciones en el PP.
La segunda vivencia la tuve el
día en que fui invitado a la boda de la hija mayor de Arsenio, Fátima Fernández
de Mesa Sicre. Allí acudió Mariano Rajoy. Y si ya fue bastante ejemplar que el
“sabedor” de todos los informes que afectaban de manera tan intensa e
importante al PP y el principalmente afectado, Mariano Rajoy, mantuvieran una
cordialidad tan notable que les permitiera asistir como anfitrión e invitado a
un evento, más revelador resultó el cariñoso y efusivo abrazo que se dieron
ambos. Era la imagen del acatamiento y
respeto mutuo a los cargos de ambos.
Esto no me lo ha contado nadie; lo viví.
Cualquier semejanza con los
protagonistas y los graves hechos acaecidos en la actualidad en España son pura
ficción. Aquellos que aplaudían con rabiosa energía cada detención de algún
miembro del PP son los mismos que ahora se escandalizan porque los altos cargos
de la Guardia Civil no son capaces de
parar y someterse a las presiones de estos nuevos políticos acostumbrados a
mandar que no a gobernar.
Cuando consigues dormir a los
individuos de tal manera que aceptan de buen grado ser simple “gente” sumisa y
servil ocurren estas cosas: que aquellos que aplaudían por unos hechos son los
mismos que ahora arremeten y embisten contra LOS MISMOS. Y los intoxicados obedecen;
está prohibido pensar. Vivimos la época de “birras y porros”.
Pero auguro, en mi modesta
opinión, tiempos temblorosos. La Guardia Civil tiene un sello que se llama
HONOR en total discordancia y desuso en la actualidad. El honor es un símbolo
de vida virtuosa, ajeno a las ideologías, que en este presente que vivimos
aparece como algo inusual e inestable.
Ni conozco a la actual Directora
General María Gámez Gámez, al Coronel Pérez de los Cobos, al Teniente General
Fernando Santafé o al General Laurentino Ceña. Algo más, por personas muy
ligadas a ellas, al Ministro Grande-Marlaska y a la jueza Carmen
Rodríguez-Medel.
Pero sí conozco (entre otras
cosas porque las dos partes no ocultan su estilo e incluso alardean de ello) a
las dos señales de identidad de los colectivos “en conflicto”. Por una parte un
Gobierno que ha programado su supervivencia política en la mentira, el embuste,
las trampas y el engaño permanente.
Y por la otra parte la jueza,
aplaudida no hace mucho tiempo por ser capaz de imputar a Cristina Cifuentes,
Presidenta de la Comunidad de Madrid (PP), y ahora en el foco de la ira de los
que palmoteaban; y la Guardia Civil poseedora de una vergüenza y dignidad
labrada a lo largo de su historia. Evidencian tanta hidalguía y altura que
obedecen con disciplina la sorprendente orden de proteger con 15 coches
patrulla (unos 30 agentes) la vivienda particular de aquel que no hace mucho
tiempo les clasificaba como “Institución burguesa que protege a la clase
dominante”: el vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias.
Pensar que cualquier miembro de
la Guardia Civil iba a delinquir o “ganarse favores” a base de desobedecer las
ordenes de una jueza es no conocer a la institución.
Unos son la garantía de SER y los
otros la impostura de ESTAR.
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