Sra. Margarita Robles,
El
9 de junio de 2.016 asistí a una charla/coloquio impartida por Lilian Lintori en el diario LA RAZON.
Entre las personalidades presentes se encontraba Vd, Margarita Robles, por
aquel tiempo magistrada del Tribunal Supremo de España de la Sala 3ª.
Cruzamos
unas fugaces palabras, suficientes para permitirme captar dos sensaciones sobre
su figura: su enorme sensibilidad al mostrar el impacto que le había producido
el sobrecogedor relato de la esposa del político Leopoldo López, y una segunda
percepción de un palpable interés por cuidar el rendimiento político/social que
en una reunión de este tipo suelen demostrar. De esta segunda impresión
comprendo perfectamente que la profesión de “político” deforma la naturalidad
en las formas de actuación y las encauza más a comportamientos disfrazados
según lugar y circunstancias. Por el contrario, de la autenticidad que
transmitieron sus gestos y palabras aquel ya lejano 9 de junio del 2016 y de la
afección demostrada por Vd ante el relato espeluznante que escuchamos de Lilian
Lintori a causa de los desmanes perpetrados por el régimen venezolano en modo
de torturas y violaciones a los disidentes, no me cupo ninguna duda de que Vd.,
Margarita Robles, era VERDAD. Tanta VERDAD como para conseguir humanizar su
figura acomodando sus atestados brillantes éxitos profesionales a un segundo
plano, priorizando en su tarjeta de visita la integridad de las personas cuyo
mérito y valía radica en su esencia como sujetos y de la que su respetabilidad
se asienta en algo tan sencillo y maravilloso como lo es tener un nombre y un
apellido. En su caso: Margarita Robles.
Hoy,
cuatro años después, he de reconocer la inmensa decepción, unida a burla, que
me llega por su comportamiento como cargo público que se supone era, y es, de
tan enorme importancia como ministra de defensa. Y aclaro la calificación de
“se supone” porque personajes como Vd denigran con su conducta la enorme
consideración y significación que el cargo de Ministro/a de Defensa conlleva.
No
me corresponde a mí apelar a la posible mala conciencia con la que pudiera Vd
coexistir; cuesta entrar a razonar y/o entender la capacidad “creativa” que
tiene la mente humana para justificar actuaciones que van directamente contra
los propios valores. Eso es en realidad la mala conciencia. Desde la cercanía
que desprenden sus declaraciones y actuaciones públicas se percibe una
insensibilidad e indignidad muy lejana a la tranquilidad del alma que es el
primer compañero de viaje del hombre, mujer en su caso, íntegra.
Me
pregunto, le pregunto: ¿es realmente tan cautivadora la fuerza del poder como
para conseguir que una persona con la responsabilidad suya no solo blanquee los
crímenes de la banda criminal ETA, hoy representada en el poder del Estado en
la formación BILDU, sino que incluso lo haga socio prioritario de gobierno?
¿es tan tóxico el ansia de mandar,
como para mirar hacia otro lado al evocar los tiros en la nuca, bombas lapa y
crímenes de los elegidos por Vd. y sus compañeros de gobierno para gobernar?
¿es tan grande el enganche al endiosamiento
que la tiene atrapada como para permanecer impasible cuando se cruza con la
diputada del P.P., Teresa Jiménez-Becerril (hermana de Alberto Jiménez-Becerril
asesinado él y su esposa el 30 de enero de 1.998 paseando por las calles de
Sevilla y cuyos tres hijos, de 8, 7 y 4 años, quedaron a su cargo)?. Las
personas que organizaron, dieron la orden y ejecutaron de un disparo en la nuca
a Alberto son los compañeros de viaje del grupo a los que Vd y sus colegas de
gobierno consideran merecedores de caminar de la mano en la “reconstrucción de
España”.
¿es tan grande su deslealtad que
olvida su promesa al tomar posesión de su cargo?
¿es tanta la soberbia que la
acompaña en la actualidad como persona agraciada por el cargo de ministra de
defensa, como para aplaudir el pacto de gobierno alcanzado con aquellos que, no
solo no condenan los 858 asesinatos de la banda terrorista ETA sino que reciben
con honores a los asesinos?
¿es tal su humillación personal
como para aceptar, colaborar y hasta aplaudir sin el más mínimo decoro, la más
que demostrada capacidad de mentir del presidente de gobierno, Pedro Sánchez,
afirmando en cientos de ocasiones su negativa a llegar a cualquier tipo de
acuerdo con los Bilduetarras?
¿siente Vd que TODO merece la
pena con tal de ESTAR?
Y finalmente: ¿realmente Vd
participa de la idea de ese “relato” impuesto y considera a la persona que
firma este escrito, yo mismo, es un peligroso nazi fascista?
No puede sorprender en ciertos
compañeros/as suyos de gobierno actitudes de consenso y apoyo a personajes tan
reprobables y crueles como los integrantes de sus nuevos socios de legislatura BILDU-ETA;
algunos lo hacen por convicción, otros por notable amoralidad, algún tercero
por supervivencia económica y los más
por la suma de las tres premisas.
Lo que resulta del todo
incomprensible es que Vd, Margarita Robles, que ingresó con 25 años en la
carrera judicial con el número uno de su promoción convirtiéndose en la 4ª
mujer juez en España, la primera mujer que presidió una sala de lo Contencioso
administrativo, primera mujer en presidir una audiencia (la de Barcelona),
tercera mujer en llegar al Tribunal Supremo, Secretaria de Estado de interior,
Magistrada del Tribunal Supremo de España, vocal del Consejo del Poder judicial
de España y en la actualidad ministra de defensa, se haya convertido en un
triste satélite, compinche y cómplice de este gobierno asentado en el poder de
la mano de simpatizantes de aquellos que ocasionaron tanto sufrimiento y dolor.
Y precisamente por esa biografía,
a Vd, Margarita Robles, no se le piden declaraciones autoprotectoras llenas de
oportunismo a modo de las protagonizadas por Emiliano García-Page, Guillermo
Fernández Vara, Javier Lambán o Susana Díaz. Su VERDAD le exige el valor de un
acto ajeno a la oportunidad del momento.
Viendo su gestualidad dudo que ni
se le pase por la cabeza prescindir del acomodamiento que supone vegetar en la
MENTIRA del presente.
Vd, Margarita Robles, colocará su
nombre en la historia entre aquellos que claudicaron a una existencia honesta,
abducidos por el endiosamiento de un cargo, ebria de poder y con el ánimo
lesivo suficiente para considerarse afortunada caminando junto a los seguidores
y admiradores de asesinos.
Aquel 9 de junio del 2.016 Vd,
Margarita Robles, era una persona respetada por su valía como profesional y
mujer. Hoy, noviembre del 2.020, es Vd una mujer con altas capacidades dudosas
y titubeantes, por desgracia, todavía por descubrir. Nos quedamos con esa
triste duda, y el consiguiente trágico suspense, que su figura ahora transmite.
Lo que ya tenemos claro, y sobre
lo que desde luego no existe posible interrogante, es que Vs es ya solamente
una persona que no fue capaz de defender ni su nombre ni su apellido.