jueves, 26 de noviembre de 2020

¡¡desde el balcón se ven los cayucos!!

 

El comunismo produce un tipo de personajes incalificables. Amparados por un electorado cuya relación con el líder se asemeja a la de la mujer maltratada con su maltratador (o sea: instalados en un relato de dependencia servil y nociva con una capacidad inverosímil de aceptar un trato abusivo hasta alcanzar un grado de vejación sorprendente), estos dictadorzuelos crecidos al cobijo de un déspota, en este caso Pedro Sánchez, actúan con un nivel de indecencia inaguantable.

Y el ejemplo más reciente es el del ministro de “mil cosas” José Luis Ábalos.

Como miembro del DESgobierno tuvo a bien, A MAL, acudir a las Islas Canarias para vivir de primera mano la dramática situación motivada por la llegada de 17.388 (cifra exacta de las personas llegadas el día que Ábalos acudió a “echar un ojo por allí”).

Su visita duró una mañana escasa. Acto seguido se marchó a pasar el fin de semana al Gran Meliá Hotel de Isora Tenerife clasificado como GRAN LUJO por la Unión de Hoteles de Europa. Allí, en las habitaciones más lujosas, las conocidas “gran suit del ministro” (paradojas…), se instaló el innombrable ministro junto a su familia, mujer e hijos. Las instalaciones cuentan  con la piscina de agua salada más grande de Europa, un SPA de 2.000 metros cuadrados y la noche sale al módico precio de 1.000 €/noche.

Cuenta el hotel con un servicio muy curioso: la prohibición expresa a entrada a cualquier persona ajena al hotel…no vaya a ser que se cuele un inmigrante.

Uno de los atractivos más impactantes que ofrece esta “GRAN SUITE DEL MINISTRO” son las espectaculares vistas que ofrecen sus amplísimas terrazas desde donde se pueden contemplar unas panorámicas preciosas del Océano Atlántico. Imaginamos que el Sr. Ábalos habrá aprovechado el instante culminante de felicidad familiar asomado al balcón, para dedicar unas bellas y ejemplares palabras a sus hijos…: ”¡mirad niños, poned atención! Aquellos puntitos negros que se ven en lontananza son los 9 inmigrantes muertos flotando en el mar; su embarcación acaba de encallar. Uyyyy, mola que esos otros que corren se han salvado.”  

De entre todo este modelo representativo de lo más tosco y grosero del género humano que cada día nos ofrecen los políticos, el fondo y las formas del ministro Ábalos simboliza lo más deplorable y bajo del individuo.

PD: el ministro Ábalos ha aclarado que “el hotel me lo he pagado yo”… como si ese detalle tuviera importancia comparado con la degradación del hecho en sí.



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