jueves, 5 de noviembre de 2020

Isabel Díaz-Ayuso

 

El 14 de enero de este 2.020 asistí a una conferencia de Iñigo Gómez-Pineda en la Fundación Villacisneros que él mismo preside.

Al término de la disertación tuve la oportunidad de hablar un rato con la Presidenta de la Comunidad De Madrid. La charla discurrió de una manera del todo diferente a lo que habitualmente suele ser intercambiar palabras con los políticos. Sin mantener desde luego amistad con ninguno de ellos, sí he tenido la oportunidad de hablar con bastantes… y excepto en dos casos, Mariano Rajoy y Santiago Abascal, de todos los demás he sacado una impresión de engreimiento y soberbia que solo provocan tristeza y desazón.

Y en ese reducido número de sencillos incluí a Isabel Díaz-Ayuso.

Esa misma noche telefoneé a un amigo muy conocedor del mundo de la política que, al comentarle la buena impresión que me había dado la Presidenta, me hizo dos comentarios que hoy necesariamente quiero recordar: “lo tiene crudo; la izquierda va a por ella de manera descontrolada. La echarán gente a la calle, la insultarán hasta cargársela… la izquierda radical instalada en la Comunidad de Madrid es una máquina de destrozar personas”. Después apostillo con un seco “en medio de tanto fuego como hay en la Comunidad de Madrid, acabará cabalgando con el politiqueo habitual y alejada de la ciudadanía”.

Dos meses después, el covid19 irrumpió en el mundo y colocó a la ciudad de Madrid en el centro de la pandemia. La izquierda radical, aquella que ya me habían advertido imperaba en la Comunidad de Madrid, encontró carnaza para atacar a la Presidenta.

Y así llegamos a mayo en donde el César Pedro Augustus Sánchez declaró que “el virus está vencido” y animó a salir a las calles a consumir para disfrutar de la nueva normalidad.

 Cuatro meses después, el covid19 vuelve a castigar a España y, con especial virulencia, a la Comunidad de Madrid.

La historia ya la conocen: Pedro Sánchez y sus técnicos inexistentes empiezan a diseñar estrategias para superar la segunda ola de la pandemia; e Isabel Díaz-Ayuso disiente del amado líder y aprendiz de dictador en los métodos a seguir. Recurre a los tribunales y estos le dan la razón. El presidente de gobierno rabia y reúne al consejo de ministros para decretar el estado de alarma en Madrid saltándose la sentencia del juez. ¡Es Pedro Sánchez!...se conduce así cuando alguien le contradice.

Con las semanas, y en medio de una soledad absoluta, la Presidenta de la Comunidad de Madrid habla poco pero claro: “el gobierno quiere cierres perimetrales y niega la importancia de los test antígenos. La Comunidad de Madrid piensa en el cierre por zonas sanitarias y va a hacer test masivos a los madrileños.” El vicepresidente, Pablo Iglesias, se implica y lanza a los esclavos a la calle que intentan el asalto de comisarías y patean a los policías al grito de “¡Ayuso asesina!”; al frente de estas horas está Isa Sierra haciendo méritos para ascender en Unidas Podemos.

De lo ocurrido en este mes y medio quedan un par de datos: La Comunidad Autónoma de Madrid está, para tristeza y furia del binomio Sánchez/Iglesias, la 5ª Comunidad española con menos incidencia de contagiados… y bajando; recibe la felicitación pública de Europa que incluso empieza a copiar el método de Madrid; incluso Isabel Díaz-Ayuso ofrece camas para atender a las demás Comunidades Autónomas españolas que, con el método Sánchez/Iglesias/Illa y Simón, andan bajo mínimos.

Hoy recuerdo el vaticinio de mi amigo y he de reconocer que en el primer punto acertó de pleno: la izquierda radical es una máquina de destrozar personas. En el segundo punto se equivocó: Isabel Díaz-Ayuso, en el más absoluto desamparo de los suyos y boicoteada un día sí y otro también por los socios y acusada de todo lo imaginable por propios y ajenos (con la honrosa excepción de Rocío Monasterio), ha demostrado manejar esta crisis de manera ejemplar y ha mostrado todo menos politiqueo. Capaz de llorar por los muertos e identificarse con los trabajadores y empresarios de “su Madrid” como no lo han hecho ninguno de los demás presidentes/as de España.

¡Además ha puesto al dictador en su sitio!



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