La frase que se encuadra entre
los múltiples pensamientos que pertenecen al genial filósofo del siglo XIX
Arthur Schopenhauer, está de rabiosa actualidad.
Y es así, porque la presente
vivencia política, nos ha conducido a un pasaje en donde el voto considerado
moderado y conservador no resulta del caminar paralelo de los 5.019.869
votantes del Partido Popular junto a los 3.640.063 votantes de VOX; la suma, 8.659.932
electores, es la única forma de cambiar ese destino que por otra parte maneja
de manera tan hábil el tándem Pedro Sánchez/Pablo Iglesias enfrentando y
crispando un día sí y otro también.
El electorado de izquierdas, irónicamente
autoproclamado “progresista” (porque nada hay más sarcástico que considerar
progreso colocar a las compañeras de lecho como ministras o acomodar a amigos
en puestos especialmente creados para ellos, y pasar a nominarse el uno
“acérrimo feminista” y el otro “inmaculado presidente”) ha manejado muy bien
esa separación y ese distanciamiento entre ese más de 8 millones y medio de
votantes con una base de valores y filosofías de vida análogas y semejantes.
Como no podía ser de otra forma, entre 8.659.932
de votantes, de personas, la coexistencia sólo tiene un camino: el
entendimiento. La izquierda actual, de base tan anticuada y trasnochada, ha
encontrado un punto de unión perfecto entre personajes tan dispares como
Margarita Robles e Irene Montero: el odio a la derecha, táctica que se está
presentando como algo eficaz y válido para mantenerse estratégicamente unidos
aún habiéndose abonado a una amoralidad y un indecoro miserable.
Los 8.659.932 votantes “odiados”
viven, vivimos, en una inconveniencia que empieza a no ser asumible. El destino
de las cartas de este juego llamado democracia, al día de hoy, está manejado
con bastante más habilidad por el fullero tándem Pedro/Pablo; y así estamos en
la paradoja de que nuestros votos los dirigen la pareja Sánchez/Iglesias que
con demagogia al más puro y diáfano estilo populista y con instinto enfermizo
de poder, enfrentan y crispan a todo y a todos…y a todas. Mientras ambos
instalan la violencia y la convulsión en el ambiente, ellos sobreviven, entre
escándalos continuos, en el acomodado marco de una derecha dividida y
distanciada. Un ejemplo reciente y reiterativo: Pedro Sánchez hace tiempo que
abandonó un mínimo lenguaje constructivo o de debate en el Congreso de los
Diputados y al dirigirse al PP se limita a lanzar un único mensaje: ”o conmigo
o con la ultraderecha”; y a VOX le obsequia con risas y soberbia desbocada con
el acompañamiento instigador de la domada y fiel Adriana Lastra.
Ante este panorama toca elegir y
crear un ambiente compensado y equilibrado entre los 8.659.932 votantes. Sólo
cercanos y dependientes se podrán defender valores comunes incuestionables e
innegables que nos unen: una educación libre, una separación de Poderes
(legislativo, ejecutivo y judicial), libertad de pensamiento y recuperación del
derecho a disentir dentro de una convivencia de personas diversas.
Entre las tantas y tantas
perversidades que están manejándose e instalándose en esta nueva normalidad de
sociedad me resulta especialmente triste y lamentable el papel de la mujer,
permanentemente instalada en una demanda de “solas y borrachas…, destinos
profesionales directamente ligados a sus dotes amatorios…, y objetos de “deseos
de azotes”.
Toca elegir y unir fuerzas.
Nuestras cartas son Macarena
Olana, Cayetana Alvarez de Toledo, Ana Pastor y/o Lourdes Méndez Monasterio
entre tantas y tantas mujeres preparadas, firmes, valientes, dignas y fuertes.
Son 4 elegidas al azar entre cientos de miles.
Y nos toca, desde las redes
sociales, ayudarnos a entender una sociedad de la mano de estas MUJERES para
poder exigirles después a nuestros gobernantes que asuman la enorme
responsabilidad de jugar nuestras cartas.
Si no vemos unidas a estos 4
ejemplos de MUJERES, tendremos durante mucho tiempo a las Irene Montero,
Adriana Lastra, Isa Serra o Dolores Delgado.
PD: hace escasas fechas tuve a bien, o mejor a mal, presenciar el
desprecio y la soberbia con la que Irene Montero, flamante Ministra de Igual
Dá, se dirigió a una chica joven, 28 años, Diputada de las Cortes por Vizcaya
por el Partido Popular, de nombre Beatriz Fanjul.
En un momento dado Beatriz Fanjul, harta de tanto desprecio, altanería
y arrogancia, cortó en seco con un “yo soy la portavoz del Partido Popular en
la Comisión de Violencia de Género. No soy su hija, ni su hermana, ni su
amiga”. Mereció la pena observar el rostro de la Ministra, por una vez sola y
sin el amparo de su macho alfa.
De nosotros depende tener en unos años a MUJERES como Beatriz Fanjul o
a mujeres como Irene Montero en el
Gobierno.
Son hasta mucho más guapas las de derechas; aparte de muchísimo más preparadas, serías, cultas y formales. No hay color!!!
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