martes, 11 de agosto de 2020

carta abierta a Irene Monetro

 Me dirijo a Vd. para informarle de unos sucesos ocurridos en Mallorca. Los hechos son responsabilidad del ministerio que, según tengo oído, dirige Vd: ministerio de igualdad… le llaman.

El 28 de julio, una niña de 13 años es agredida en un parque cerca a su vivienda en Mallorca, por una chica de 17 años que iba acompañada por otras dos menores de parecida edad. La menor en cuestión llega a casa con moratones diversos y avisa en su entorno familiar que lleva ya un largo tiempo siendo sometida a acoso verbal y físico. Incluso puede aportar datos de la agresora más activa refiriendo el Instituto en el que estudia: Instituto de Secundaria Aurora Picornell situado en la calle Amer.

3 días más tarde, y a pesar de los diferentes caminos que elige la agredida para engañar a su agresora (sobre estas estrategias para eludir “ser cazados”, puede Vd consultar a su actual pareja, gran conocedor y admirador de los que conseguían vencer la resistencia de las víctimas y pegarles un tiro en la nuca), es sorprendida en un parque cercano por su atacante que, esta vez acompañada por otras dos “amigas”, le pegan una segunda paliza.

El 3 de agosto la menor…de 13 años… es de nuevo cazada sentada en un banco de la calle Manacor en un parque conocido como “Parque Wifi”. Esta vez acuden acompañando a la agresora otras 16 chicas. La pequeña consigue en un primer momento huir a la carrera del lugar, pero de entre el numeroso grupo de perseguidoras hay algunas muy veloces que la atrapan. Es entonces cuando la patean y propinan una brutal paliza: la tercera en una semana.

Entiendo, señora ministra, que estos hechos la indignarán enormemente. En un  ministerio que ha hecho de su bandera conseguir que las niñas puedan de madrugada “volver a casa solas y borrachas”, entiendo que es razón de peso que a pleno día y sin estar borrachas puedan igualmente volver a casa.

Hasta aquí, yo personalmente, no tengo ninguna duda que se va a poner manos a la obra para resolver esta situación. Un ministerio, como el que Vd dirige, que considera merecedor de fuertes sanciones aquellos que osan piropear a una chica por la calle, seguro que tomará medidas drásticas contra las que abandonan como pericia de acercamiento a otra persona el belicoso piropo para sustituirlo por una paliza.

Pero me temo, señora ministra, que al añadir algunos datos al relato, Vd va a poner menos interés.

Le comento: en primer lugar la niña es hija de un Guardia Civil (sí sra ministra: del mismo instituto armado que custodia y vigila su mansión). En segundo lugar la agredida, mientras le propinaban la última paliza, recibía insultos del grupo de 16 chicas, tales como “hija de puta, te vamos a matar por ser hija de Guardia Civil, corre y díselo a tu padre” y un largo etc. que preferimos omitir. Y en tercer lugar las agresoras eran un grupo de emigrantes.

Con estos datos auguro un futuro incierto para la chiquilla agredida. Las mujeres, niñas, que sufren agresiones físicas son clasificadas en cuatro grupos: las que merecen defensa rigorosa e inflexible (de Unidas Podemos o de algún grupo simpatizante o afín); las que merecen “echarle un vistazo” (de procedencia indefinida pero que tiene algún enlace con alguien influyente o “protegible”); las que no merecen ni una llamada (de corte cercano a algún grupo de derechas), y finalmente están las que “no está mal que las zurren” (familiares de la Guardia Civil).

APROCG (Asociación pro Guardia Civil) le ha enviado una carta relatándole con más detalles estas agresiones sufridas por la chica. La carta, impecable en la redacción y el contenido, solo presenta un error de bulto: en el comienzo se dirige a Vd como “Excelentísima Irene Montero”.

Sra. ministra, entiendo que su atareada agenda, en la que últimamente se incluyen “actos variados de promoción” (glorificación a Pedro Augustus Sánchez en Moncloa a la vuelta del acto de mendicidad protagonizado en la Unión Europea) le quita tiempo para su arduo trabajo. Aún así le lanzo un reto: lea la carta que le ha enviado APROCG y a ver si tiene Vd la desfachatez de darse un bañito en la piscina y ni siquiera contestarles. Desde luego capaz es…


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