Por mi conciencia y honor
El 13 de enero del 2020, se produjo en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela, el acto más importante y de más trascendencia para un país: el juramento o promesa de los ministros que formaban gobierno.
En presencia de los más altos cargos del Estado reproducimos textualmente las palabras pronunciadas este día por Pablo Iglesias Turrión:
“prometo por mi conciencia y
honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de vicepresidente segundo
del gobierno, ministro de derechos sociales y agenda 2030 con lealtad al Rey y
guardar la Constitución como norma fundamental del Estado así como mantener el
secreto de las deliberaciones del Consejo de ministros y ministras”
Me resultaba imposible encontrar una sola verdad entre las palabras pronunciadas por Pablo Iglesias ese 13 de enero, hasta que con la naturalidad y buen entender de la persona que me ayuda en la creación y realización de los artículos diarios que subimos a esta página de facebook, me dice: “no hay demasiadas sorpresas: ni tiene conciencia ni honor”.
Responsables de que este personaje esté al día de hoy, 12 de agosto, ocupando un sitio en el gobierno son muchos: los que callan por sus silencios infames y los que por temor o contrapartida económica le ríen las gracias.
Cuando un gobernante actúa con tal indecoro, soberbia y desprecio, el riesgo al que nos expone a los ciudadanos de a pie es ilimitado.
El otoño viene cargado de enormes dificultades: un presidente (Pedro Augustus Sánchez) que de la mano de una rebosante, descomunal y hasta enfermiza vanidad vive fascinado por el poder; el paro, un endeudamiento con la U.E. de unos 30 años, una pandemia descontrolada, negocios cerrados, un descomunal desprestigio a nivel europeo y un gobierno perdido en aplausos programadas al más puro estilo del nazismo.
A mi humilde entender, nada de toda esa problemática que nos espera para el otoño, es comparable a la gravedad que supone el grado de abandono y letargo de los españoles que consentimos que Pablo Iglesias Turrión no esté hoy mismo ya fuera del gobierno.
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