“la hipocresía es el colmo de
todas las maldades” Moliére
Siempre he pensado que en el
laberíntico mundo de la política únicamente percibimos una parte ínfima de la
realidad de los hechos. La suma de cierta prensa mediatizada y/o costeada más
los políticos retorciendo la verdad nos conducen en la mayoría de los casos a
llegar a conclusiones inexactas.
En el terreno de la distorsión de
la realidad los políticos se mueven con una brillante maestría.
El caso más reciente es el del
retiro voluntario del Rey Emérito Juan Carlos I abandonando España.
En un tema tan condicionado a las
propias convicciones resulta muy complejo emitir una opinión; sin embargo sí me
concedo manifestar mi criterio, de manera muy resumida, con un abierto
agradecimiento por haber podido disfrutar durante estos últimos 40 años de una
época de paz y prosperidad como posiblemente tardaremos mucho tiempo en volver
a tener.
Son tiempos convulsos en donde
los políticos fulleros y tramposos se encuentran muy cómodos para sembrar el
paisaje crispado, su auténtico caldo de cultivo, y de esta forma vagabundear
por sus vidas políticas.
Una condición prevalece entre
todas las demás condiciones de la que presumen estos políticos de baja calaña:
la hipocresía.
Porque hipócrita es creer
categóricamente a José Manuel Villarejo en sus filtraciones en el peculiar caso
Corinna/Juan Carlos I y a la vez considerar “cloacas del estado” cuando la
filtración habla del Vicepresidente Iglesias y atañe a su cadena de favores
orientada al bienestar de sus chicas (Gemma, Tania, Irene, Dina…)
Porque hipocresía es interpretar
de manera maquiavélica y torticera las palabras escritas en el Comunicado de a
Casa Real de S.M. el Rey el 3 de agosto “deseo manifestar mi más absoluta
disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de las funciones del
Rey Felipe VI desde la tranquilidad y el sosiego que su alta responsabilidad
requiere. Mi legado, y mi propia dignidad como persona, así me lo exigen”.
Imaginar al mentiroso Sánchez o a su faldero socio Iglesias renunciando a una
mínima cuota de poder para “facilitar, tranquilizar, sosegar” la gobernabilidad
de España, o conjeturar con que ambos hablen de “responsabilidad, legado o
dignidad” es simplemente y llanamente una quimera.
Porque hipocresía es “condenar”
al Rey Emérito sin estar de momento ni acusado, cuando en las filas de ambos
partidos, PSOE y UP, militan senadores, concejales, alcaldes y diputados acusados y condenados por delitos.
Preferimos no seguir con los
ejemplos de hipocresía de estos fariseos. Son tantos que me temo podíamos
aburrirles.
Con todo, y acomodado en esa
posición de continuo logro de desfachatez e insulto a la inteligencia hacia los
ciudadanos, nuestro presidente de gobierno Pedro Augustus Sánchez consigue el
“no va más” de la caradura: el alojamiento elegido para sus vacaciones es el Palacio
de La Mareta en la isla canaria de Lanzarote que fue un regalo personal del rey
Hussein II de Jordania a Juan Carlos I.
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