viernes, 17 de julio de 2020

Carmen Calvo: "esta es la imagen que merecía España"


El 16 de julio del 2020 ha sido para los españoles una fecha significativa en el calendario: se celebró en Madrid el Funeral de Estado por ALGUNAS VÍCTIMAS de la Covid /19 en el Palacio Real.

No viene al caso opinar sobre la ceremonia en sí. La magnitud de la tragedia está por encima de cualquier opinión política. La validez que debe de destacarse es la solemnidad del acto. Con que se tratara de homenajear a una única víctima ya bastaría para guardar una actitud respetuosa; si se trata de una celebración para recordar a los 28.416 fallecidos según datos del Gobierno, el respeto sobrecoge aún más. La aflicción es enorme cuando lo que se rememora son los más de 45.000 fallecimientos que en realidad juzgarán la historia. Desde uno hasta 45.000 fallecidos, el respeto es un deber que va más allá de las ideologías. Respetar significa decoro, silencio y formalidad.
Nadie en su sano juicio puede equivocarse en las formas y el atuendo para un acto de este tipo. Sólo se me ocurren dos motivos para meter la pata: el primero desconocer la ocasión del evento y el segundo tener una desvergüenza, indecoro y falta de respeto solo comparable al deseo de desafiar y polemizar.
Si a este impudor unimos que los protagonistas son altísimos cargos de la Nación el resultado da estas cinco imágenes que adjuntamos al escrito de hoy.

La del combinado de colorines modelo Aladín (Disney) es la Presidenta del Senado, Pilar Llop; y la del deleitoso traje que descubre unos cuidados muslos es la Presidenta del Congreso Meritxell Batet que más parecían dirigirse a una entrevista de trabajo a la residencia de Galapagar del Vicepresidente Pablo Iglesias que a un Funeral de Estado. Y ya que estamos con el Vicepresidente, llamó igualmente la atención el traje de “corte elegante e impecable” que parecía más bien un préstamo de última hora del ropero de Pedro Sánchez.

Recién aterrizada de Fene, su pueblo natal, la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz también lució palmito con un modelito muy propio de los calores de estas fechas, que en su caso debían ser más intensos por las cifras de votantes que obtuvo Unidas Podemos en la muy bella localidad gallega: 177 votos.

Extenderse en estos cuatro personajes no merece la pena. Sí, creo, es oportuno resaltar un matiz: no es inconveniente una u otra ideología para guardar decoro. Son las personas con sus gestos los que se definen. Pilar, Meritxell, Yolanda han dejado de manera patente y transparente lo que les importan los muertos. Pablo Iglesias no es un caso nuevo: el traje va muy acorde al personaje que al principio de la pandemia se arrogó la responsabilidad de las residencias de ancianos y desapareció para no volver a aflorar hasta el día que advirtió a Isabel Díaz-Ayuso de las consecuencias penales que podía tener… la actuación de ésta en la gestión de las residencias.

Con todo, y aunque parezca imposible, Fernando Simón supera los límites de la provocación. Y en este caso dirigida a vivos y muertos. Su mascarilla de tiburones trasmite la imagen que la propia Carmen Calvo definió al término de la ceremonia:

“ésta es la imagen que merecía España”





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