viernes, 24 de julio de 2020

el contrapunto


RAE: “La lealtad es la fidelidad y respeto a los compromisos establecidos o hacia alguien.”

Con esta frase define la Real Academia Española de la Lengua la palabra lealtad.

Esa cualidad es algo de lo que carece nuestra clase política con asidua  y alarmante reiteración de forma que una condición, la de la lealtad, que se presume debe de ir más allá de las ideologías, tacticismos e intereses, se ha convertido en asunto extraño e irreconocible para ellos. La ejemplaridad en las conductas debe de ser mérito o demérito en nuestros políticos; y en esta España de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el descrédito personal, enfermedad que padecen ambos y ya conocida y reconocida por propios y extraños, transmite una quiebra total en valores; ese es el demérito que se debe de sumar a la institucionalización de la mentira, las trampas y al machismo del tándem.

Y como un verso suelto, Jaime de Marichalar, ex marido de la Infanta Elena y por lo tanto ex yerno del Rey Emérito Juan Carlos I, se persona en una “causa perdida” mediante una carta PÚBLICA repartida a todos los medios de comunicación. En dicho escrito, Jaime de Marichalar, hace una defensa serena, medida y sincera de la figura de su ex suegro Juan Carlos I; “construyó una democracia de la nada, algo inédito en el mundo y derribó un golpe de Estado” dice entre otras cosas.

Y si ya sorprende que alguien nade contra corriente, mucho más lo es cuando se hace desde una posición ya lejana en el tiempo y con un provecho nulo. La lealtad es eso.

El escrito desinteresado y altruista de Jaime de Marichalar contrasta con la actitud pérfida y sibilina de la Ministra de Igual da, que hace apenas dos meses se puso sus más distinguidas galas para recibir a la Reina Letizia y la obsequió con las más formidables sonrisas en la reunión de trabajo de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida. La misma persona de las zalamerías es la que lleva años y años insultando y ofendiendo a la Monarquía.

El único descargo a favor de la pareja de Pablo Iglesias es el delirio que debe de suponer para una persona de condición tan elemental y básica la posibilidad de acceder a la reina Letizia. “¡¡jo tía, me dio un muac la reina, mola mogollón y es guapa que alucinas!!”





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