El enredador Pedro Sánchez ha
iniciado una gira de tres días por Europa para convencer a los países serios
del Continente de la necesidad que España tiene de acogerse a ayudas económicas
para conseguir la tan necesaria recuperación. Con su cara de embaucador, Pedro
Sánchez se despide por un par de días de España.
Su primera parada es en la sede
del primer ministro holandés, Mark Rutte, en La Haya.
Sabido es el temor que nuestro
Presidente del Desgobierno tiene al “qué dirán” de su gestión más allá de los
Pirineos. A los 28 Estados Miembros de la Unión Europea no llegan ni la SEXTA
ni TVE y su socorrido “salimos más fuertes” para andar por casa, se convierte
en un baño de realidad. Ahora prima el “money please”.
Porque la realidad es que España
está en el último puesto en la gestión económica/sanitaria tras el paso del
virus.
Aún así, el enredador tiene unas
horas en el avión para preparar su discurso ante la prensa que como viene
siendo habitual es diametralmente opuesto al que se produce en la intimidad de
las reuniones con los mandatarios europeos. Es consciente de que en los últimos
meses España es el centro de la necesidad de caridad de los países europeos y
las discusiones que se producen en las reuniones entre los diferentes europeos
(a las que por cierto ya ni invitan a Pedro Sánchez) se centran no sólo en la
cuantía del dinero a entregar en ayuda a España, sino en dos aspectos
fundamentales: el primero es la inseguridad que transmite nuestro país a través
de sus gobernantes y en lo mentiroso que es “el guapo español”.
Existe un pacto no escrito para
los momentos previos a cualquier reunión entre los mandatarios europeos y que
es conocido por todos consistente en sonrisas, apretón de manos y un
caballeroso gesto del anfitrión hacia el invitado. Ese gesto es el que queda
para la prensa. Lo que ocurre entre bambalinas es otra historia.
Mark Rutte espera a nuestro Pedro
Sánchez en la puerta de su residencia en La Haya. La prensa especializada en
política está atenta para captar la imagen del protocolo: la sonrisa y el
apretón de manos.
Pero esta vez, Mark Rutte, rompe
con las normas no escritas y se dirige a la prensa española con una demoledora
y esclarecedora afirmación: “nosotros no vamos a resolver los problemas de
España. Vosotros tenéis que encontrar la solución y buscar las respuestas de lo
que sucede en España dentro de España”.
El sacacuartos de Sánchez sonríe
dócil. “Esto no es España”, pensará, “en donde lanzo mis tres o cuatro slogans
preparados y todo el mundo traga”.
Y por una vez el doctor Sánchez
acierta al pensar que “el mundo no traga” y se enfrenta a la cruda realidad:
Europa le tiene perfectamente ubicado como un gobernante mentiroso.
En Europa lo reciben como el
gestor cuya gestión le delata: más muertos por el covid19 de Europa, falseando
el número de fallecidos. Añadamos un Vicepresidente feminista…inmerso en
continuos líos de faldas, una Fiscal General del Estado puesta a dedo, un odio
reconocido y declarado a todo lo que sea pactar con el partido mayoritario de
la oposición y al tiempo permisivo para llegar a acuerdos con condenados por
asesinatos, Ministras colocadas a dedo por sus parejas, insultos a la prensa, una
Ley Educativa diferente para cada Comunidad Autónoma, el Gobierno con más gasto
en ministerios y altos cargos de Europa, subvenciones económicas a medios
afines, un ministro de Sanidad… profesor de Filosofía y Letras, un gestor de la
crisis de del covid19 que con más de 40.000 muertos convertido en el centro de
campañas de venta de camisetas con su rostro sonriente, partes del país
desobedeciendo de manera abierta y ostentosa a los jueces, y un largo etc que
sonroja.
Recomiendo echen un vistazo al CV
del tal Mark Rutte y podrán entender que por Europa no solo no cuela un
doctorado fraudulento como el que presenta Pedro Sánchez, sino que se asombran
de los 120 diputados que tiene en el Congreso.
España figura en la cola de
Europa en muchas cosas; todas ellas de una enorme gravedad: gestión económica,
prensa mediatizada, riesgo en las pensiones… Sin embargo lo que nos está
arruinando es el deteriorado del prestigio; esa fama que arrastramos desde la
llegada del binomio Sánchez/Iglesias y de la que gozamos en la actualidad: el
país de las trampas, los líos de faldas, los enchufados, ministros de un nivel
bajo mínimos, Comunidades Autónomas enfrentadas a otras, mítines electorales
con candidatas apedreadas y/o promesas incumplidas.
Toca seguir los consejos del Sr.
Rutte y resolver nuestros problemas.
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