„Al fin y al cabo, ¿qué clase de ciencia es
ésa, capaz de poner un hombre en la luna pero incapaz de poner un pedazo de pan
en la mesa de cada ser humano?“ — Carlos Ruiz Zafón
Esta
frase del recientemente fallecido Carlos Ruiz Zafón, recoge una máxima
aplicable a múltiples vivencias de la vida actual. Y entre estas tantas
experiencias cabe incluir a nuestra política y a sus artesanos que no son otros
que nuestros actuales políticos en el Gobierno que son capaces de las actuaciones
y declaraciones más inauditas.
Y es
que “al fin y al cabo, ¿qué clase de políticos son éstos, capaces de montar
escenas Disney para loa, alabanza y enaltecimiento del Presidente pero
incapaces de poner un pedazo de sensatez para bien de los ciudadanos”. (que la
memoria de nuestro genial escritor me perdone por esta tosca utilización de una
frase suya)
El
objetivo de los gobernantes es de una sencillez total: procurar el bienestar de
los ciudadanos. El “cómo y la forma” sí resulta más complejo; de ahí que cada
país apechuga como buenamente puede con lo que las urnas dictaminan. Y aquí, en
nuestra maravillosa pero a la vez inaudita España, las resabiadas urnas no nos
han sido especialmente dichosas.
La
triste realidad es que las formas y el fondo de nuestro Gabinete, más inmerso
en la gestión de fraudulentos aplausos con el objetivo indisimulado de tapar un
cúmulo incontable de desastrosas actuaciones, no da para más.
Las
cuatro patas de esta mesa donde los políticos deberían suministrarnos de
bienestar a los sufridos ciudadanos, nos depara unos sobresaltos insólitos.
Veamos
un ejemplo de un día cualquiera; por ejemplo el cercano 27 de julio:
Primera
pata: el sabio Fernando Simón sale al rescate del turismo español, herido de
muerte tras la decisión del gobierno de Reino Unido de decretar una
cuarentena de 15 días a todo turista
procedente de España, con un demoledor “Reino Unido nos hace un favor con esta
decisión porque nos libra de problemas”. Declaración adornada con su
inseparable sonrisa de surfista hábil y conquistador.
Segunda
pata: la ministra de Exteriores González Laya, ante el irreparable perjuicio
que ocasiona la decisión del Reino Unido valorado en de 200 millones de euros
¡¡diarios!!, se pone manos a la obra para resolver el problema: diseña un viaje
a Ankara para rebajar las tensiones entre Turquía y Grecia.
Tercera
pata: Tezanos, brillante encargado del CIS, nos sorprende con una oportuna
encuesta que da al PSOE una estimación de voto 12 puntos superior al PP; al
tiempo que vaticina una subida en estimación de votos a U.P., ¡¡que ha perdido
294.912 votos en los pasados comicios del 12 de julio en Galicia y país vasco!!
Cuarta pata:
Pedro Sánchez aconseja al Rey Felipe VI tomar medidas contra su padre, el rey
emérito, instándole a expulsarle del Palacio de la Zarzuela. Tal medida se la
piden, exigen, sus socios de Gobierno, ERC y PNV; los mismos que llevan en su programa
echar ¡¡a Felipe VI!! y que, en una demostración de malicia y perfidia,
alentaron a las masas a quemar contenedores y fotos de las Infantas en el
discurso que el 6 de noviembre del 2019, fecha en que la Princesa Leonor dio un
discurso en Barcelona con motivo de la entrega de los premios Princesa de
Gerona.
Alrededor
de la mesa de estas 4 patas se avienen a comer a diario nuestros 18 ministros y
4 vicepresidentes.
Mi
consejo es doble: primero búsquense el pan de cada día en cualquier mesa que no
tenga 4 patas tan frágiles e inseguras; y segundo, cuando tengan vds que acudir
a las urnas (si es que volvemos a votar bajo la vigilancia y control de la
Unión Europea y no bajo las habilidades de Venezuela), piénseselo bien. Porque
cuando se le dan 120 diputados a unos tipos como los que gobiernan en la
actualidad ocurre que después hay que acudir a afamados y eficaces carpinteros
que arreglen las 4 patas de esta mesa.
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