La candidatura de Nadia Calviño a
la presidencia del Eurogrupo se vio truncada por el candidato irlandés Donohoo.
El encargado de defender,
promocionar y gestionar a nuestra candidata era nuestro presidente de Gobierno,
Pedro Sánchez. Y éste, instalado en los cielos e incapaz de volver al planeta
tierra, actuó desde su ya consabida prepotencia y orgullo para convertir la
ayuda a nuestra candidata en
dificultades que resultaron determinantes.
Pero Pedro Sánchez es capaz de
cosas como…
El día anterior a la votación
concede una entrevista en el diario italiano Corriere della Sera en donde
afirma que jamás pensaba ni piensa pactar con la derecha en España. Y esto lo
dice para “ayudar” a Nadia Calviño a acceder a un puesto de máxima
responsabilidad en Europa, en donde precisamente se premia la capacidad de
pactar.
Desde el Gobierno de España se
propugna la candidatura de Nadia Calviño resaltando su condición de mujer,
argumento tan manido en España pero trasnochado en Europa.
Pedro Sánchez anuncia con toda la
pomposidad que le caracteriza que los votos que van a llevar a Nadia Calviño a
la presidencia del Eurogrupo “están atados” colocándose una vez más por encima
del bien y del mal. Total: 10 a 9 pierde la votación la española. Y ahora la
maquinaria mediática intentando convencernos de que a él le han engañado cuando
de todos es sabido, tanto en España como en Europa, que Pedro Sánchez es un
embustero irrefutable.
Permanecer mudo y taciturno ante
las agresiones continuas de la que son objeto los asistentes a los mítines de
partidos como PP y VOX en el País Vasco y Galicia es algo que se conoce y
sorprende en Europa; y sé lo que digo.
Y finalmente el hecho de
manejarse como un tramposo por España, presumiendo de su capacidad de colocar a
sus íntimos amigos en puestos de relevancia, admitiendo los continuos errores
en las conductas de su Vicepresidente Pablo Iglesias, enorgulleciéndose de su
control de la fiscalía, su gobierno de coalición con algo tan retrogrado como
el comunismo, ayudan muy poco.
Pero la soberbia de Pedro Sánchez
es tan arrogante que incluso es posible que llegue a pensar que en Europa no le
conocen y que ignoran sus tintes dictatoriales.
Pretender que España acceda a la
dirección de la comisión económica Europea cuando lleva un año mandando cuentas
a la Unión Europea falseadas y adulteradas, es despreciar el sentido común.
De la mano de la desbocada
soberbia de Pedro Sánchez España, y con Nadia Calviño a la cabeza, nos
encaminamos a la vivencia desconocida de los agujeros negros.
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