De las reuniones de Bruselas que
se desarrollaron en el largo fin de semana que va del 17 al 19 de julio en la
Unión Europea ya se ha hablado demasiado.
En España queda el ingenioso y
amañado recibimiento con el que todos los obedientes y agradecidos ministros
recibieron en Moncloa al presidente Pedro Sánchez. Por Europa se respira otro
aire con el primer mandatario español, al que se le conoce como un mentiroso
habitual y desde luego muy poco fiable.
Durante el fin de semana se
intentó que no se rompieran las acostumbradas “buenas formas” que presiden
todas las conversaciones/negociaciones en Bruselas. Hubo más tensión de lo
habitual entre los que demandaban controles estrictos a los compromisos que
suscribía “el español” y la solitaria defensora del “guapo” español. Los unos
capitaneados por De Geer (Suecia), Mark Rutte (Holanda) y Sanna Marin
(Finlandia), todos ellos socialistas y la otra, Angela Merkel (Alemania) de
corte claramente conservador.
El Gabinete de comunicación de la
Unión Europeo es de los más estrictos y supervisor del mundo.
Nada queda a la
improvisación y todo, TODO, lo que se debate dentro permanece en el anonimato.
Es un pacto no escrito que hasta
en las negociaciones más duras del Brexit se respetó.
Esta vez, y ante la combinación de
chulería y desconocimiento de Pedro Sánchez, un diario se ha visto en la
obligación de romper el pacto: ni más ni menos que el diario británico
Financial Times cuyo prestigio a nivel mundial está fuera de toda duda.
Y allí se relata un mínimo
fragmento de una de las reuniones.
Rutte, De Geer y la finlandesa Marin se
encuentran reunidos en un despacho. La primera Ministra de Finlandia tiene a gala medir mucho sus intervenciones. Muy
parca en palabras, hasta muy avanzadas las negociaciones, no se había posicionado
de ninguna de las partes en conflicto. El cambio de actitud de Sanna Marin
obedece a la creciente altanería con la que actúa el “español” pensando que los
allí presentes desconocen que viene a la negociación como el país más pobre de
Europa, de la mano de un socio comunista inmerso en continuos líos de faldas,
ocultando muertos por el covid19, con las libertades democráticas seriamente en
peligro y con aire “feminista” que a esta mujer, precisamente a esta mujer
(recomiendo informarse y así conocer la historia de esta mujer que con 33 años
accedió a la Presidencia de su país), le chirria de manera espantosa.
Y la silenciosa Marin se dirige
al reclinado y cansado Sánchez recordándole que está allí porque maneja un país
descontrolado en el gasto público. “Nosotros hemos tomado medidas para
enfrentarnos a esta crisis; y tú, ¿tú qué haces?, nosotros llevamos tiempo resolviendo nuestra economía, ahora te
toca a ti”
De la conversación solo ha
trascendido este corto fragmento. Hubo más palabras. Y hubo un gesto de ira y
soberbia de nuestro Sánchez hacia la mandataria de Finlandia.
Acostumbrado a
obsequiarnos por España con sus continuos semblantes altaneros y engreídos,
Sánchez intenta refugiarse en los socorridos papeles…que esta vez ni ha
llevado.
Largo y penoso silencio.
Al hecho de haber soportado una sustancial
bronca hay que unir que la que regaña es una mujer, algo que entre este
gobierno feminista que preside Pedro Sánchez, acostumbrado a las Adriana Lastra
de turno, no se estila.
Recapitulación y final de la
historia: El lunes, 21 de julio, el presidente Sánchez es recibido con una
sonora ovación a su llegada a Moncloa. Y para que no se deprima y suba de nuevo
la autoestima del presi, Iván Redondo coloca en primer plano a todas las
ministras que aplauden con fervor y disciplina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario