sábado, 25 de julio de 2020


De las reuniones de Bruselas que se desarrollaron en el largo fin de semana que va del 17 al 19 de julio en la Unión Europea ya se ha hablado demasiado.

En España queda el ingenioso y amañado recibimiento con el que todos los obedientes y agradecidos ministros recibieron en Moncloa al presidente Pedro Sánchez. Por Europa se respira otro aire con el primer mandatario español, al que se le conoce como un mentiroso habitual y desde luego muy poco fiable.

Durante el fin de semana se intentó que no se rompieran las acostumbradas “buenas formas” que presiden todas las conversaciones/negociaciones en Bruselas. Hubo más tensión de lo habitual entre los que demandaban controles estrictos a los compromisos que suscribía “el español” y la solitaria defensora del “guapo” español. Los unos capitaneados por De Geer (Suecia), Mark Rutte (Holanda) y Sanna Marin (Finlandia), todos ellos socialistas y la otra, Angela Merkel (Alemania) de corte claramente conservador.

El Gabinete de comunicación de la Unión Europeo es de los más estrictos y supervisor del mundo. 

Nada queda a la improvisación y todo, TODO, lo que se debate dentro permanece en el anonimato.
Es un pacto no escrito que hasta en las negociaciones más duras del Brexit se respetó.
Esta vez, y ante la combinación de chulería y desconocimiento de Pedro Sánchez, un diario se ha visto en la obligación de romper el pacto: ni más ni menos que el diario británico Financial Times cuyo prestigio a nivel mundial está fuera de toda duda.

Y allí se relata un mínimo fragmento de una de las reuniones.
Rutte, De Geer y la finlandesa Marin se encuentran reunidos en un despacho. La primera Ministra de Finlandia tiene  a gala medir mucho sus intervenciones. Muy parca en palabras, hasta muy avanzadas las negociaciones, no se había posicionado de ninguna de las partes en conflicto. El cambio de actitud de Sanna Marin obedece a la creciente altanería con la que actúa el “español” pensando que los allí presentes desconocen que viene a la negociación como el país más pobre de Europa, de la mano de un socio comunista inmerso en continuos líos de faldas, ocultando muertos por el covid19, con las libertades democráticas seriamente en peligro y con aire “feminista” que a esta mujer, precisamente a esta mujer (recomiendo informarse y así conocer la historia de esta mujer que con 33 años accedió a la Presidencia de su país), le chirria de manera espantosa.

Y la silenciosa Marin se dirige al reclinado y cansado Sánchez recordándole que está allí porque maneja un país descontrolado en el gasto público. “Nosotros hemos tomado medidas para enfrentarnos a esta crisis; y tú, ¿tú qué haces?, nosotros llevamos  tiempo resolviendo nuestra economía, ahora te toca a ti”

De la conversación solo ha trascendido este corto fragmento. Hubo más palabras. Y hubo un gesto de ira y soberbia de nuestro Sánchez hacia la mandataria de Finlandia. 
Acostumbrado a obsequiarnos por España con sus continuos semblantes altaneros y engreídos, Sánchez intenta refugiarse en los socorridos papeles…que esta vez ni ha llevado. 
Largo y penoso silencio. 
Al hecho de haber soportado una sustancial bronca hay que unir que la que regaña es una mujer, algo que entre este gobierno feminista que preside Pedro Sánchez, acostumbrado a las Adriana Lastra de turno, no se estila.

Recapitulación y final de la historia: El lunes, 21 de julio, el presidente Sánchez es recibido con una sonora ovación a su llegada a Moncloa. Y para que no se deprima y suba de nuevo la autoestima del presi, Iván Redondo coloca en primer plano a todas las ministras que aplauden con fervor y disciplina.


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