martes, 1 de septiembre de 2020

el orden del día

 

El lunes 31 de agosto, el bronceado Pedro Augustus Sánchez, tuvo a bien dar una “conferencia” en la Casa de América (Madrid) a lo más valioso y selecto del IBEX 35. Allí escucharon atentamente los Ana Botín (Banco de Santander), Pablo Isla (Inditex), José María Álvarez-Pallete (Telefónica), José Ignacio Guirigolzarri (Bankia), Antonio Brufau (Repsol) y/o Carlos Torres Vila (BBVA) entre otros.

Al término de la conferencia/mitin, el presidente abandonó el atril para aplaudir a los asistentes que, de manera ordenada y hasta disciplinada, correspondieron al notable orador con su aprobación. Y es que, conocidos las artes vengativas del personaje, no están los tiempos para no aplaudir al dirigente.

Cuesta entender esta doblez de tanta preeminente celebridad. Quizá la explicación la haya filtrado el siempre genial, ocurrente y claro Carlos Herrera en su programa matinal `Herrera en la COPE´: ”no son empresarios, son directivos”.

Ausencia señalada al mitin: la de los autónomos que aportan el 65% del PIB nacional, representan en torno al 75% del empleo y constituyen el 99,9% del tejido empresarial español. No hay que ser Einstein para adivinar que tan significado destierro de éstos se deba a las serias dificultades que la factoría de La Moncloa tenía a ser ovacionados por los que DE VERDAD se juegan su dinero.

Pero para compensar allí estaba el investigado Vicepresidente Pablo Iglesias, cuya presencia ya no sorprende a nadie. La portada del DIEZ MINUTOS, chalé, chófer y protagonismo mediático tienen un precio: y es olvidarse de los tiempos en donde desde su querido piso de Vallecas se postulaba como el azote de “los sinvergüenzas e infames directivos del IBEX 35”. Unos ascienden con su trabajo y esfuerzo; y otros, como es el caso del investigado, tomando el pelo a los votantes.

Hace un par de años llegó a mis manos un muy didáctico e instructivo libro: El orden del día de Éric Vuillard. Sus 144 páginas relatan a la perfección las reuniones, públicas y privadas, que sostuvo Adolf Hitler con el poder empresarial de Alemania. Todas aquellas convenciones tuvieron un epílogo fundamental en febrero de 1.933. Aquella fecha sirvió para que HItler reuniera en el Reichtag a los empresarios de OPEL, KNUPP, SIEMENS, IG FARBEN, BAYER, TELEFUNKEN y AGFA en otras grandes compañías. Había que “actuar como una sola fuerza por el bien de un país que más que nunca necesitaba ir junto y unido”.

En la novela se desvela los mercadeos e intereses fraudulentos comunes, las falsedades y posverdades con las consecuencias de todos conocidas.

La habilidad indescifrable de tan importantes empresarios hizo que, una vez finalizara la aventura trágica y espeluznante de Hitler, aquellos patronos se aliaran en 24 horas con las fuerzas que renegaron, como no podía ser de otra forma, de Hitler, y se acomodaran a “la nueva normalidad” de la posguerra de la 2ª Guerra Mundial ayudando a la reconstrucción de Alemania.

Recomiendo encarecidamente la lectura de este libro.

Cualquier similitud con la época actual es pura casualidad.

Hitler era un enfermo del poder capaz de cualquier cosa por permanecer en él; personaje de un narcisismo enfermizo y hábil embaucador. Mentiroso y falso. Se hizo rodear de medianías a los que exigía lealtad a su persona por encima de fidelidad a Alemania. Con esta lógica elemental, y con la ayuda de un genio del marketing como era Joseph Goebbels, Hitler llevó al más terrorífico desastre a su país contando con el silencio cómplice de los suyos, el apoyo interesado de unos cuantos y el servilismo soez de otros muchos.

Nada que ver con la España actual. Nuestro presidente ni es ególatra ni está enfermo. Ni miente ni hace trampas. Sus asesores gozan de brillantes CV y todos sus socios aman sin fisuras a España.

Además, ¡vaya!…, Pedro Sánchez es un hermoso y atractivo mancebo de 1,90 de altura; y Hitler un feo y antiestético señor de escasos 1.75.



No hay comentarios:

Publicar un comentario