miércoles, 23 de septiembre de 2020

los tontos útiles

 

El 15 de mayo del 2.011 nació el movimiento ciudadano que surgió de diferentes convocatorias de diversos colectivos. Tras la manifestación celebrada en Madrid, cientos de personas decidieron acampar en la Puerta del Sol de Madrid. La inmensa mayoría reclamaba más democracia participativa. Uno de los slogans más repetido fue “no somos marionetas de los políticos”. Y a decir verdad que aquel movimiento fue recibido con simpatía por unos y por otros. Inspiraba un cierto afecto ver a tanta gente joven demandando no ser utilizados. Estuvieron acampados varias semanas y llamó poderosamente la atención que a lo largo de tantos días no se escuchó ningún cántico contra la policía que vigilaba el emplazamiento. Entre tanta reivindicación no se transmitía ni odio ni enfrentamiento; eran miles de personas como una sola voz. Cada noche se acercaban las familias de los acampados y repartían comida entre sus hijos y sus compañeros. Incluso no faltaron rincones en donde se ubicaron lugares dedicados a la espiritualidad de algunos de los presentes.

Y por allí aparecieron un grupo de profesores de “ciencias políticas” de la Universidad Complutense de Madrid. Organizaron los grupos de debates y coordinaron a aquella masa de gente inquieta, emotiva y excitable. A la entrada de una de las tiendas de campaña verde oscura se podía leer un cartel con una frase: “pueblo manso, pueblo esclavo”; era la improvisada vivienda de 3 chicas y 2 chicos de unos 22-24 años de edad. Los 5 estudiantes estaban dispuestos a “aguantar acampados lo que hiciera falta”, hasta que alguien diera forma a aquella explosión de esperanza por un mundo más justo. Puro romanticismo, pura pasión.

Entre tanta asamblea, pequeños mítines y grupúsculos diversos se palpaba un cierto orden dentro de la confusión. Hasta que uno de aquellos profesores consiguió aunar a todos los grupos y convocarlos a un mitin. Desde lo alto de una tarima y rodeado de muchas estudiantes, lanza 20 minutos de proclamas y promesas.

“Igualdad, nunca más pobres, lucha…; llevadme al Congreso de los Diputados y acabaremos con las desigualdades”.

Al término de la arenga, casi la totalidad de los asistentes prorrumpieron en una atronadora ovación. Pero no todos. El grupo de la tienda verde oscura recogió sus bártulos y marchó. Al alejarse, uno de los compañeros les preguntó por la precipitada deserción. Y el chico, puro romanticismo y pura pasión, le contestó: “aquí sobramos; este tipo da miedo”-“necesitamos una persona que luche por nosotros, desde el Congreso de los Diputados. No me gustan los políticos, pero este no es como los demás”; a lo que el chico contestó:” no es como los demás, es peor, es algo antiguo y peligroso: es el comunismo.”

Y cierto es que aquel profesor de la Universidad Complutense nunca engañó a nadie. “Soy admirador de Vlademir Lenin”

En julio de 1.917, el nuevo Presidente del Consejo de Comisión del Pueblo, máximo dirigente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, anunció en la Plaza Central de Moscú ante una audiencia enardecida: “usaremos a los idiotas útiles en el frente de batalla. Incitaremos el odio de clases. Destruiremos su base moral, la familia y la espiritualidad. Comerán las migajas que caerán de nuestras mesas. El Estado será Dios.”

Aquel hombre, en Moscú, era Vlademir Lenin, ideólogo del comunismo, doctrina con la cifra de muertos más escalofriante de la humanidad: 120 millones.

El profesor de la Universidad Complutense era, y es, el vicepresidente del gobierno Pablo Iglesias Turrión.

Para los que le ríen las gracias, los “tontos útiles”, pueden pedir consejo a Bescansa, Espinar, Doménech, Pablo Bustindy o al más actual José Manuel Calvente.

Para los que cerca de este personaje, tienen todavía una pequeña cuota de poder y capacidad de cambiar las cosas, una reflexión con la que Martin Luther King animó a Robert Kennedy a enfrentarse a las decisiones difíciles: ”siempre es el momento apropiado para hacer lo que es correcto”.

Mientras vivimos en esta época turbadora, Pablo Iglesias mantiene su estilo y ya no engaña a nadie: alienta el odio y el enfrentamiento entre españoles mientras se distrae hoy, 23 de septiembre, e imbuido  de su estilo “feminista”, echando un ojo a la Diputada del Congreso de VOX Mireia Borrás. 



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