jueves, 3 de septiembre de 2020

y Margarita Robles?

 

El 21 de julio del 2020 asistimos a una de las muchas farsas oscuras que nos regala Pedro Augustus Sánchez con frecuencia. Consistió en el aplauso organizado por el turbio Iván Redondo con el que todos los ministros (y ministras) recibieron a la persona del suntuoso futuro presidente de la República de España en su llegada a La Moncloa, recién aterrizado de Bruselas donde se le concedió a nuestro país el dudoso título de “país más pobre de Europa” y más necesitado de ayudas.

Sarcástica escena que define la consideración que tiene Sánchez del grado de anubarrada capacidad mental que tenemos los ciudadanos al considerar que tal espectáculo de autobombo y autoadulación es bien recibido por los españoles.

Y allí, todos (y todas) a uno, estuvieron los ministros/as de este desgobierno. Cuentan que hasta hubo enfados entre los sumisos, obedientes y rendidos personajes por colocarse entre los más visibles.

Más allá de la mezcla de tristeza/ preocupación que provoca la naturaleza de los aplaudidores, uno encuentra una excusa: la preparación académica y profesional de la pandilla que, dedicada a otros menesteres que no fueran la política, tendrían serias dificultades para pasar una entrevista de trabajo. Y de algo hay que vivir…

Entendiendo que los ministros -y ministras- deben de ser las personas más entendidas, capacitadas y experimentadas del país, la realidad de España indica que vivimos la paradoja de que los regidores y máximos responsables de este desgobierno ni entienden, ni están capacitados y gozan de nula experiencia.

Que la historia juzgará a estos gobernantes como los más catastróficos no me cabe la menor duda; que incluso más de uno tendrá que rendir cuentas ante la justicia es indudable (recordemos que hay muertos con una “comité de expertos FANTASMA” encargado de velar por ellos) y que el futuro condenará por amoral e indecente a los que anduvieron como aplaudidores de una época siniestra y trágica es inequívoco.

Con todo, una persona me causa especial sonrojo y vergüenza: se trata de Margarita Robles.

Y si bien es cierto que la actual Ministra de Defensa limpia su conciencia de vez en cuando con frases fuera del guión de lo que es en la actualidad este partido socialista, la realidad es que ella, como todos sus compañeros de la factoría “marketing La Moncloa”, también está entre los componentes de este gobierno.

Difícil entrar en la mente de las personas; y mucho más si hay moqueta, sueldos, escoltas y presencia mediática. Lo que nos llega al ciudadano de a pié, al contemplar la actitud de la Sra. Robles, es un personaje de una tristeza colosal.

Porque Vd, Sra. Robles, estaba aplaudiendo el 21 de julio – y con entusiasmo inaudito-, el modelo del tramposo y embaucador sr Sánchez. Y si a J.L. Abalos (llegado a la política con el aval de haberse afiliado de jovenzuelo a las juventudes comunistas), Pablo Iglesias (profesor  de ciencias políticas… y STOP), a Yolanda Díaz (activista feminista…), o a Irene Montero (pareja de…, y que dejó el doctorado que estaba preparando en 2015 coincidiendo con la ruptura amorosa de Pablo Iglesias con Tania Sánchez “para poder dedicarse a tiempo completo a la política”¿?) se les puede disculpar por tal entusiasmo servil, a Vd, Sra. Robles, no se le debe permitir tal muestra vergonzosa de exaltación al líder supremo.

Y digo esto porque su venerado jefe andaba haciendo trampas en su doctorado al tiempo que Vd, Sra. Robles, se hacía con una hoja de servicio impecable que paso a recordarle a continuación:

fue la primera mujer que presidió una sala de lo Contencioso administrativo, la primera mujer en presidir una audiencia, la de Barcelona, y la tercera mujer en llegar al Tribunal Supremo.  Y en los tiempos en que su compañera de consejo de ministros, Irene Montero, andaba con 25 años “luchando contra el mito del amor romántico por opresor, patriarcal y tóxico”, Vd, a esa misma edad, ingresó en la carrera judicial como número uno de su promoción , convirtiéndose en la cuarta mujer juez de España.

En los tiempos que corren, las personas que gozan de un prestigio profesional como el suyo, Sra. Ministra, tienen otra responsabilidad muy diferente que la que poseen sus compañeros/as.

El presidente hace tiempo que perdió su pudor y recato. Institucionalizó la mentira y el engaño y se ha labrado que en un futuro, la simple audición de su nombre, se identifiqué con enchufismo, egolatría, narcisismo y caos.

Verla aplaudir el 21 de julio, Sra. Robles, recuerda a Andréi Bolkonsky cuando, recuperándose de las heridas de guerra, reconoce la culpabilidad de su propia conciencia contemplando la agonía de su mujer Lisa (Guerra y Paz. Tolstoy). 

Vd., Sra. Robes, está defendiendo su nombre y su apellido. Los compis del consejo de ministros…defienden lo que sea.        



No hay comentarios:

Publicar un comentario