Los sustos con los que nos nutre el gobierno mantienen un ritmo incesante. Lo único que se altera es el tamaño. Los pilares de los sobresaltos son la mentira, la desfachatez y la falta de escrúpulos.
Vale todo; y el que no lo entienda ahora lo comprenderá con el tiempo.
La desidia y la dejadez de unos sumada al rencor y al odio de los otros, produce el efecto asolador de esta España entregada a una condición única en Europa.
El último ejemplo es la petición en condición de imputado al Tribunal Supremo del juez García Castellón al vicepresidente Pablo Iglesias por tres delitos a cual más grave y serio.
Si Pablo Iglesias no fuera aforado (circunstancia de la que gozan los diputados y que el actual vicepresidente calificaba de vergüenza nacional e inadmisible) hoy, 7 de octubre estaría, imputado formalmente.
“Así de rápido y así de concreto”
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