viernes, 23 de octubre de 2020

¿... y ahora qué?

 

Tiempo habrá para observar qué consecuencias y hasta las salpicaduras que han dejado estos dos días de debates y atención mediática pivoteando alrededor de la moción de censura que el grupo VOX presentó contra Pedro Sánchez.

Y a la ya recomendable temporada de comprobación de la sinceridad que se debe hacer de las palabras en personas normales, en el caso de los políticos la precaución de debe ser mucho mayor. Ya sea por estrategias o por ganar méritos ante posibles votantes, la triste realidad es que el embuste y la impostura en los políticos son hechos irrefutables.

Así que mi idea a 24 horas del término de la moción de censura va más enfocada a separar el “es posible” con lo que “es una realidad”.

Y una realidad sibilinamente manipulada por la izquierda desde la aparición de VOX es identificar a este grupo con la extrema derecha. Al menos en los hechos y procederes, la formación de Santiago Abascal no tiene nada que ver con la ultraderecha europea en donde ha habido asesinatos de personas, quemas de centros de acogida de emigrantes… con personas dentro y múltiples actos de violencia en las calles a modo de asaltos a locales, actos vandálicos diversos, quema de mobiliario urbano y coches entre otras cosas. Esta es la primera contradicción ya institucionalizada a la que hay que sumar el disparate de que precisamente los que se atreven a firmar un documento de rechazo a la violencia fascista de VOX (véase CUP y/o HB BILDU), son los que SÍ son autores de innumerables tropelías contra TODO y TODOS lo que no les gusta. Y a esa contradicción y disparate hay que añadir la atrocidad de ser precisamente los simpatizantes de VOX el destinatario de la mayoría de las agresiones.

La segunda realidad que a mi entender ha quedado patente es el distanciamiento chocante e inadecuado entre las formaciones de VOX y P.P.

Chocante, porque es una verdad incuestionable que el P.P. no va a poder gobernar sin el apoyo de VOX; ¿quizá necesite de un diputado, quizá de diez, quizá de treinta? se irá comprobando. Después de lo presenciado y ESCUCHADO ayer, se han dinamitado unos puentes que para valerse de ese uno, diez o treinta se van a necesitar muchos ingenieros.

E inadecuado porque, después de lo visto tras las palabras de Pablo Casado, se plantea una situación cuanto menos anómala: ¿y si es VOX quién necesita de los diputados del P.P.? VOX siempre apoyará al P.P. El Partido Popular, parece, se ha alineado con los que NUNCA apoyarán un gobierno de VOX, mientras curiosamente sí se están beneficiando del apoyo éstos para gobernar ellos. Este dimorfismo habrán de gestionarlo ambos partidos.

Lo demás que hemos visto son fuegos de artificio que quedarán diluidos en esta vorágine de vivencias a las que nos tienen acostumbrados los políticos. El “te pedí apoyo y no me lo diste” contestado con el “¿por qué me tengo que apartar yo y no tú?” son ya anécdotas.

Los agravios de estos últimos dos años entre las dos formaciones van a ser una insignificancia comparados con la que se avecina.

Hoy, en este triste presente, tengo en la memoria una larga conversación del pasado con una persona de mente brillante, política más que sobresaliente testigo directo de asesinatos de ETA.

“Una pena, una auténtica pena”



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