Buena gente… y buen político parece José Luis Martínez-Almeida, actual alcalde de Madrid. Hombre sobradamente preparado intelectual y profesionalmente, mantiene un tono afable y cercano con los representantes de los diferentes grupos parlamentarios del Ayuntamiento de Madrid. El mérito a esa buena marcha del la capital de España lo atribuyo al 50% a la empatía que muestra el alcalde y el otro 50% a la fortuna de tener que “batallar” en el Ayuntamiento de Madrid con responsables de diferentes grupos políticos de la oposición con cualidades personales aceptables.
Para ser más claros, comparar, por ejemplo, a Isa Serra (oposición a Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid) con Rita Maestre y Marta Higueras es un disparate. Y tener de socio a Begoña Villacís (Ciudadanos) como tiene Díaz-Almeida en el Ayuntamiento con Ignacio Aguado es tan fácil como sentir que en un sitio tienes fidelidad y sosiego, mientras en el otro tienes más oposición que la propia Isa Serra. En el caso de las personas que manejan la oposición por parte del PSOE hay que reconocer que en ambos Gobiernos, el del Ayuntamiento y el de la Comunidad, el P.P. ha encontrado dos personas de talante constructivo y sosegado: Pepu Hernández y el profesor, éste de verdad PROFESOR, Sr. Gabilondo.
¿Y VOX? Siendo parte esencial para la formación de Gobierno en Ayuntamiento y Comunidad, Javier Ortega Smith y Rocío Monasterio, transmiten una fidelidad ampliamente demostrada. Tanta lealtad transmiten que hasta el propio alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, tuvo la valentía en una entrevista en la SEXTA de mostrarse totalmente en contra de demonizar a VOX e incluso legitimar a esta formación con una pregunta que obtuvo el silencio por respuesta de la propia periodista: ”¿por qué tiene más legitimidad la izquierda radical que VOX?”.
Y ha pasado un tiempo y estamos donde estamos.
Me sigue inspirando un enorme respeto nuestro alcalde; no es fácil manejar los tiempos ni las palabras.
En la política hay “jefes”, acuerdos, intercambio de favores; hay un mundo tan lejano a la ciudadanía que resulta sorprendente los cambios de color.
Lo que ayer era blanco ya no sabemos si es negro o gris. Lo único que queda al final es la mutabilidad de nuestros gobernantes que cuando se trata de esta izquierda mentirosa e indigna asusta; cuando estos cambios son de gente tan respetada como es el Alcalde de Madrid, preferimos darnos un tiempo y observar.
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