miércoles, 14 de octubre de 2020

parecidos razonables

 

Martes 13 de octubre 2.020: una vez más, y van…, el presidente Sánchez dispara; se levanta exaltado y anuncia dos mandatos de rápida ejecución. Para su realización: dos personajes que hace tiempo dejaron de pertenecer a la esfera de sumisos para convertirse en esclavos (según la RAE “persona que carece de libertad y derechos propios por estar sometido de manera absoluta a la voluntad y el dominio de otra persona que es su dueña y que puede comprarlo o venderlo como si fuera una mercancía”). Porque ¿qué son sino Adriana Lastra y Salvador Illa?

La primera proclama en rueda de prensa en el Congreso la reforma para renovar el Consejo General del Poder Judicial; y el segundo para avisar a la Comunidad de Madrid, a través de uno de los órganos oficiales del gobierno, la cadena SER, que la cifra de 500 contagios por 100.000 habitantes necesaria para suprimir el estado de alarma pasa a ser de 200… o 100.

Y los constantes avisos que la pareja Sánchez/Iglesias estaba enviando a la ciudadanía de que había que acostumbrarse a una “nueva normalidad” en España, no era otra cosa que la evidencia de la instauración de una Dictadura.

La máxima invariable de los estados totalitarios es transparente: la democracia es válida mientras diga lo que me convenga; en caso contrario LA CAMBIO.

Puestos ya en esta realidad de que España entra en una Dictadura, toca como ejercicio de mínima protección, al menos, ver quién es el dictador que va a organizar nuestras vidas y la de nuestras familias; y estudiando al personaje no existe nada más que una verosimilitud: la profunda preocupación que el individuo, Pedro Sánchez, despierta.

La seria y razonada advertencia que sobre el presidente de gobierno hizo Rosa Díez, centrándolo como modelo detentador de la conocida en psiquiatría como “la triada oscura”, coloca al país en una coyuntura de muy alto riesgo.

Recomiendo entrar en google y leer todo lo referente a esta patología estudiada por Deloy L. Paulhus, más de 150 libros publicados, DOCTORADO EN LA Universidad de Columbia y actual profesor de psicología en la Universidad de British Columbia de Vancouver en Canadá, y Kevin M. William.     

Leerlo y ver las coincidencias DA MIEDO.

Parece muy cierto, entonces, que España, si la despistada Europa no lo impide, entra en la peligrosa tesitura de una Dictadura con el agravante del dictador, en este caso Pedro Sánchez.

Como última gestión, es de prever, tendremos el referéndum por la Independencia en Cataluña como pago al apoyo a este gobierno de los grupos independentistas catalanes.

Una buena amiga, con mucha afinidad a la izquierda ideológica, me transmitía también sus dudas sobre la ya cada vez más estable dictadura instalada en España; intranquila reflexionaba si no resultaría un paso atrás el hecho de volver a depender, 40 años más tarde, de nuevo de un dictador. Y esa duda emitida desde la honradez que esta buena mujer transmite, tendrá también oportuna contestación: ahora, con la que se nos viene con Sánchez, vamos a descubrir y padecer de verdad la manera en que funcionan las dictaduras lejos, muy lejos de la que España vivió con Franco.

Comparar ambas es como cotejar la España de 1.980 con la Venezuela de 2.020.

Igualito…



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