lunes, 12 de octubre de 2020

estuvimos allí

 

El 12 de octubre, Día de la Hispanidad, acogía siempre, en la céntrica avenida de La Castellana de Madrid, el Desfile de las Fuerzas Armadas. Este año, debido a la pandemia, el acto quedó reducido a una hora de ceremonia seria y austera en el patio del Palacio Real.

Sin embargo las calles de Madrid han sido testigo de una exhibición de españolidad, cuyos protagonistas ha sido la ciudadanía que de manera multitudinaria ha salido a la calle. Coches enfundados en banderas y miles de personas a pie han paseado a lo largo de la mañana por las céntricas calles de Madrid.

Y allí hemos estado.

Varias vías principales extrañamente cortadas al tráfico y algunas indicaciones de cambios de dirección en ciertas calles no han impedido que la jornada haya sido un espectáculo entusiasta y festivo.

Reunida tanta gente, y visto el malestar creciente en el que anda España, produce inquietud.

Sin embargo la imagen que en primera persona he vivido han sido de

asombro… porque asombro produce que los eslóganes se hayan centrado en lanzar mensajes de apoyo a personas, apartando arremetidas contra aquellos que de manera inequívoca destilan agresividad verbal y física contra todo lo que no coincide con su pensamiento. Al ya “Sánchez Dimisión” (que ya supone más un acto de caridad visto lo que está ocurriendo) se ha unido uno novedoso:”Aguado: nuevo ligue del Coletas”; poca cosa para lo que meritan ambos personajes.

Aviso… porque aviso es que una de las  consignas más repetida ha sido “Ayuso, leña al intruso”, lo que traducido al idioma de la calle viene a decir que la valentía de enfrentarse al dictador es el bien más valorado entre la ciudadanía, harta de tanto politiqueo y mentira.

Hallazgo de una auténtica memoria histórica… porque lleva a reflexión el suceso que yo mismo he presenciado en las cercanías de la Puerta de Alcalá: una Renault Space con unos 8 niños, el mayor de unos diez años, entre aburridos e interesados y ataviados todos con banderas, mirando curiosos a ambos lados de la calle; al volante un hombre de unos 70 años. Atisbada la camioneta por un grupo de numeroso de chicos jóvenes, éstos comenzaron a corear “abuelo, campeón”, lo que hizo saltar todas las alarmas de euforia y orgullo a los pequeños pasajeros entendiendo que aquello iba de algo más que unas banderas: iba en homenaje al abuelo, que conducía el coche con la familia “de los pequeños” al completo.

Anécdota… porque anécdota convirtieron los cientos pasajeros de coches y motos que ignoraron la actuación de dos chicas de unos 25/30 años que en el semáforo situado justo enfrente de la estación de Atocha, dedicaron vistosos cortes de manga a todos los “fachas peligrosos”.  La provocación de las sumisas a las ordenes de los agitadores profesionales encontró poca respuesta al hostigamiento; algún que otro improperio y un ruidoso un “marcharos a Galapagar que el coletas da trabajo a todas las tías”.

Felicitación… porque felicitación merecen los Abascal, Casado, Álvarez de Toledo, Olona y un largo etc que, con sus diferencias y distintas visiones, sostienen un mensaje sereno y templado hacía sus simpatizantes. Pensar que ante la ocultación de muertos, de comités de expertos, decretazos a su antojo, jueces amenazados, mentiras apabullantes y la ya asentada realidad de que somos el país más pobre de Europa, tantos miles de españoles mantengan el equilibrio templado es una labor sencillamente extraordinaria.

Continuamos con nuestros escritos diarios con el orgullo de saber que se está en el lugar de las banderas y el sosiego,… y junto a los abuelos que cerraron heridas y no conocen otra forma de vida ni otra aspiración que ser los campeones de sus nietos.



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